20090317

CAMINA Y REVIENTA DOS

Breve doctrina del peregrino.


Julián


Antonio


Fernando


Paco


Miguel


Juan






CAMINO DE SANTIAGO 2008

RONCESVALLES - BURGOS

REALIZACIÓN: FRANCISCO CALATAYUD Y

JUAN OLMOS

TEXTOS Y FOTOS: JUAN OLMOS

20090309

SAN JUAN DE ORTEGA- BURGOS

Esta mañana hace más fresco del habitual.

Atapuerca a tiro de piedra.

Alto de la sierra de Atapuerca.

Llegada a Burgos. Foto de recuerdo con el peregrino impasible.

Un buen sueñecito reparador.

Estatua ecuestre de El Cid.

Catedral de Burgos.

En lo alto del crucero la suntuosa linterna o cimborrio.

Tumba del Cid Campeador y su esposa Doña Jimena.

Escalera dorada.

Rosetón.

Capilla de los condestables.

Claustro superior sin restaurar.

Claustro inferior restaurado. Se aprecia la diferencia.


Hasta siempre amigos.




4 de septiembre, jueves: (San Juan de Ortega – Burgos)

Al levantarnos salta la alarma. Hemos dormido con compañía: las chinches. Son enormes y las hay por todas partes. Al parecer estaban en las mantas y creo que me he salvado porque no he usado esa prenda. El hospitalero no está aún, pero le dejamos varias notas para que fumigue.

Nos vamos sin desayunar hasta Agés donde tomamos un refrigerio. Continuamos a Atapuerca que cruzamos sin detenernos, enseguida encontramos una fuerte pendiente de 2 km llena de piedras que nos lleva a lo alto de la Sierra de Atapuerca, donde hay una gran cruz en medio de una explanada. El descenso es pronunciado y muy pedregoso, mis pies me insultan, están destrozados. Menos mal que a partir de aquí casi todo es asfalto hasta Burgos. ¡Hay que ver! el año pasado despotricaba por el exceso de asfalto en el camino Portugués y este año clamo por él. La suela de mi calzado se ha degradado y las piedras se me clavan hasta el paladar.
Empieza a chispear y vamos pasando por lugares como Cardeñuela, Orbaneja, Villafría, ….. Ya diluvia, así que paramos un rato en un bar y aprovechamos para almorzar-comer los productos de la tierra regados con cervecita fría.

Aunque no ha parado todavía, la intensidad de la lluvia es menor y reanudamos la marcha. Caminamos por el arcén de una carretera secundaria muy amplia y con poca circulación, evitando el trazado del Camino totalmente embarrado. Llegamos bastante mojados al barrio Gamonal, a las afueras de Burgos, y ante nosotros la salvación: un autobús que nos puede llevar al centro de la ciudad. Desde allí paseo hasta la catedral y justo detrás, en la calle Fernán González, el magnífico albergue Casa del Cubo y de los Lerma, situado en un edificio restaurado del siglo XVI del que se ha conservado la fachada e inaugurado en agosto (exactamente el 08-08-08), hace pocos días. Se trata de un lugar moderno y muy práctico. Varias plantas con ascensor pueden albergar hasta 100 peregrinos y dispone de lavadoras, acceso a internet y una zona común bastante amplia. Se ha cometido el error de utilizar madera en las puertas correderas de las duchas y ya están tan hinchadas y deformadas que casi no se pueden mover.

Como nos vamos ya para casa hoy no hay colada, así que tras la ducha y la siesta, visita guiada por una de las más famosas catedrales del mundo, cuya primera piedra fue colocada por el rey Fernando III el Santo en 1221, tardando tres siglos en terminarse y en la que se encuentra, entre otros monumentos y tesoros, la tumba del Cid y el no menos famoso Papamoscas, apodo de un artilugio del s.XVI que marca las horas.

Gestionamos el alquiler de un coche para mañana, compramos la tradicional morcilla de Burgos para llevar a casa y también la degustamos en alguno de los bares del entorno, luego cenamos en La Parrilla de la Llana, establecimiento que nos recomiendan y que tiene un buen menú del peregrino por 8 euros. Paseo por los alrededores de la catedral y regreso al albergue para despedirnos de los muchos compañeros de viaje con los que tantos buenos ratos hemos compartido y a los que recordaremos con afecto, aunque no volvamos a encontrarnos. Bastantes de ellos terminan aquí su periplo por este año y regresan a casa como nosotros, bueno menos Miguel, que empezó con problemas en un tobillo pero ha ido de menos a más, y se encuentra tan en forma que va a continuar unos días hasta Frómista o Carrión, de allí marchará a Santander. Ya nos contará. El resto volvemos a la terreta, a nuestras obligaciones y hábitos cotidianos, aunque ya vamos perfilando la ruta para el año que viene.

Ultreia et suseia

BELORADO-SAN JUAN DE ORTEGA

Salida de Belorado. Puente sobre el río Tirón.

Seguimos caminando por campos de cereal segado.

Nos acercamos a los Montes de Oca.

Comienza la ascensión. Detrás la iglesia de Santiago en Villafranca Montes de Oca.

Un mirador a mitad de la ascensión.

Cima del puerto de la Pedraja.

Flores silvestres.

Bajada hacia San Juan de Ortega.

Señales que nos marcan el camino correcto.

Julián cuidando los neumáticos.

San Juan de Ortega. El primer edificio de la izquierda es el albergue, a continuación el monasterio y al fondo la iglesia.

Sepulcro del santo.

Victor jugando con la perra "Nana".



3 de septiembre, miércoles: (Belorado – San Juan de Ortega)

Desayunamos pobremente en el mismo albergue y comenzamos a caminar otra vez al amanecer. Cruzamos el puente sobre el río Tirón y al poco tiempo arribamos a Tosantos, luego a Villambistia y seguidamente a Espinosa del Camino, subiendo y bajando suaves pendientes hasta llegar a Villafranca Montes de Oca, donde paramos a reponer fuerzas para afrontar la larga y dura subida al puerto de La Pedraja. Hemos caminado 12 km sin parar y necesitamos un descanso. Lo hacemos en un bar a la entrada del pueblo, en una pequeña explanada, donde nos atienden muy bien y, además, tienen nuestra querida cerveza Estrella de Galicia, regalándonos unos sombreros impermeables de publicidad que nos vendrán muy bien al día siguiente para la lluvia.

Tras el yantar recuperador, atravesamos el pueblo e inmediatamente comienza el pronunciado ascenso al Alto de La Pedraja (1150 m.) que tiene varias cotas de intensa dificultad, suavizándose en la parte más elevada. Llegamos a la cima donde hay una zona de descanso y un monumento a los fusilados en la Guerra Civil. Julián y yo paramos un rato y los demás continúan, ya no los veremos hasta el albergue. Los 8 km de bajada hasta San Juan se hacen por un buen camino entre pinares, aunque algo monótono.

Juan de Ortega nació en 1080 en Quintanaortuño, ordenado sacerdote, marchó a Jerusalén y, a su regreso, colaboró con Santo Domingo en la construcción de hospitales, calzadas, puentes e iglesias, y en la atención a peregrinos. El templo que lleva su nombre fue fundado por el mismo San Juan, es románico y en él se encuentra el sepulcro del santo. La reina Isabel la Católica peregrinó hasta aquí por su infertilidad después de siete años de matrimonio, atraída por la fama de San Juan como abogado de la esterilidad y, agradecida, mandó edificar la capilla de San Nicolás de Bari donde se produce el Milagro de la Luz, que más bien es un fenómeno natural. Dos veces al año, en los equinocios, el 21 de marzo y el 22 de septiembre a las 17,07 (hora solar), un rayo de sol penetra por la ojiva de la fachada de la iglesia y va iluminando, durante 10 minutos, las escenas de la Anunciación, Nacimiento, y visita de los Reyes Magos, produciendo un efecto misterioso.

En el caserío no hay más, salvo un bar y un hotel rural regentados, junto con el albergue, por la misma familia. Como no hay nada que hacer, decido visitar los yacimientos prehistóricos de Atapuerca y espero el autobús que vendrá a las 17,oo horas. Tiene unas 50 plazas y está fletado exclusivamente para que los peregrinos que se quedan en San Juan, Agés y Atapuerca, como están de paso, puedan ir a los yacimientos sin tener que concertar día y hora, pero, para mi sorpresa, el dueño del hotel ha reservado las 10 plazas que le tocan a los peregrinos de San Juan, para los “turigrinos” que se hospedan en su establecimiento, así que me quedo con las ganas. Otra cacicada más de este Camino Francés en el que, a veces, se suceden los abusos.

Pues nada, alguna cervecita y charla con un peregrino de Mallorca que viaja acompañado de su perra “Nana”, con la que Victor se pasó la tarde jugando. Luego a cenar un suculento bocata de tortilla y pronto a dormir. Mañana llegaremos a Burgos, fin de nuestro viaje por este año.

SANTO DOMINGO DE LA CALZADA-BELORADO

Salida de Santo Domingo amaneciendo.

Desayuno en Grañón.

El gran Victor

Caminando a traves de campos de rastrojo.

Iglesia de Redecilla del Camino.

Pila bautismal románica de más de 900 años de antigüedad.

Interior de la iglesia.

Victor jugando en un parque de Villoria de Rioja.

Pila donde fué bautizado Santo Domingo de la Calzada.

Interior de la iglesia de Villoria.

Nuestra buhardilla en el albergue de Belorado.

Julián dando un cursillo sobre allioli.

Antonio, Miguel y Paco tomándole el punto a la sangría.

En el patio del albergue.

La morcilla de Burgos buenísima.

Que no falte de ná.

El cocinero.

El costillar.

Parte del equipo.

Vista del grupo.

Un Paco, otro Paco, Eusebio y Julián, reunión de murcianos. Buena gente.

Sobremesa relajada tras la suculenta cena.



2 de septiembre, martes: (Santo Domingo de la Calzada – Belorado)


Madrugamos bastante y comenzamos a caminar aún de noche. Pasamos el puente sobre el río Oja y los 6 km hasta Grañón los hacemos en un plis-plas. Tenemos hambre, no hemos desayunado. Al salir tan temprano encontramos todo cerrado.

Grañón es el último pueblo de La Rioja (el primero según el dueño del bar-tienda donde desayunamos) antes de entrar en Castilla por la provincia de Burgos, y data del s.X. Conocemos a Víctor, un niño de ocho años que, junto con su madre, vienen haciendo el Camino en bicicleta desde Logroño. Tomamos un tentenpié charlando con el resto de la tropa allí concentrada, compramos pan, embutidos y vino para almorzar más tarde y reanudamos la marcha. Miguel y Paco salieron antes y ya no los veremos hasta Belorado.

Unas veces bordeando y otras atravesando rastrojos de cereal, recorremos los 5 km que nos separan de Redecilla del Camino, primer pueblo jacobeo de Castilla y León, donde almorzamos en unos bancos a la entrada. Redecilla tiene sus orígenes en el año 1028 y fue un asentamiento de inmigrantes francos. En su iglesia se puede admirar la pila bautismal románica más antigua que se conoce, es del s.XII.

Continuamos por terrenos idénticos de falso llano en ligero ascenso y a los 3 km entramos en Viloria de Rioja, patria chica de Santo Domingo. Visitamos su iglesia, donde se encuentra la pila en la que fue bautizado el santo, y descansamos un poco. Se sienta con nosotros un señor mayor con el que hablamos un rato, contándonos que lo más lejos que ha salido del pueblo fue una vez que se desplazó a Logroño, y pregunta, muy intrigado, el motivo por el que hacemos esto: caminar con un mochilón a cuestas. Nos ha debido ver muy perjudicados en todos los sentidos.

Saludamos a Víctor y a su madre que están descansando y jugando en un parque, y seguimos la ruta alternando caminos y algo de asfalto, pero sin ninguna dificultad. El problema son las ampollas que me tienen los pies en carne viva, y cualquier piedrecilla que piso me parece un clavo.

A la entrada de Belorado encontramos un bar-restaurante-hotel con terraza y sombrillas, hace un día muy caluroso, plomizo, y se impone un concurso de cañas a ver quién toma más y más deprisa. Menos mal que el albergue está cerca. Vamos al “Cuatro Cantones”, un edificio antiguo de varias plantas, con gruesas vigas de madera y un gran patio con piscina y barbacoa, ubicándonos en la buhardilla en la que Paco y Miguel se disponen a dormir la siesta. Julián y yo nos damos un chapuzón en la piscina donde están bronceándose las chicas Lucía, Aldara y compañía, también los muchachos alemanes del Schalke 04 que han tomado más cervezas que nosotros, y se les nota. Luego, mientras los demás duermen, recorro el pueblo buscando una farmacia y como algo ligero. Esta noche tenemos una gran barbacoa aprovechando las instalaciones de este estupendo albergue y hay que reservarse.

Somos muchos, así que aportando una pequeña cantidad de dinero cada uno, hacemos una abundante compra: costillar, morcilla de Burgos, chorizo de la tierra, …….., todo regado con una potente sangría y acompañado por el inigualable allioli que hace Julián. Gustó tanto, que una chica holandesa vegetariana que no lo conocía, acabó comiendo un bocata de sólo allioli. Demasié p’al cuerpo.
Ni que decir tiene que de ahí al cubil, con los tapones de los oídos bien apretados porque los ronquidos se van a oír hasta en Burgos esta noche.