20090309

PUENTE LA REINA-ESTELLA

A punto de iniciar la salida tras desayunar

A mi espalda el "Ponte Regina"

Nosotros a lo nuestro .........

....... mientras Miguel da novedades.

Saliendo de Cirauqui por la calzada romana

Y atravesando el puente también romano.

Julián y Miguel refrescandose en el río Salado.

Iglesia de la Asunción, en Villatuerta.

Echando una siesta a la sombra.

Placa en memoria de Mary Catherine Kimpton, peregrina canadiense, fallecida aquí en junio de 2002

Entrada a Estella

Uno de sus muchos monumentos

Iglesia de San Pedro de la Rua

Cruzando uno de los puentes sobre el río Ega

Merendando con Jose y su familia en los jardines del monasterio de Iranzu

El monasterio de Iranzu



28 de agosto, jueves: (Puente la Reina – Estella)


Desayunamos en la cafetería del hotel Jakue y comenzamos a caminar no muy temprano. Atravesamos el pueblo por la calle Mayor hasta el puente que en el siglo XI mandó construir sobre el río Arga la reina Doña Mayor para facilitar el paso de los peregrinos, y al que, en unas obras recientes, se ha descubierto un séptimo ojo, por lo que ha quedado simétrico. Cruzamos la carretera y nos dirigimos al caserío de Eunea. Al poco, la ruta asciende a la derecha de forma brusca e intensa durante casi 1 km hasta la autopista y, bordeándola, arribamos a Mañeru donde nos esperan Miguel y Paco que se han adelantado. Decidimos continuar hasta Cirauqui (nido de vívoras, traducido del euskera) a unos 3 km para almorzar, lo que hacemos pantagruélicamente en una tienda-panadería.

Reiniciamos la marcha subiendo a lo alto del pueblo para, desde allí, descender por una magnífica calzada romana flanqueada por cipreses. Continuamos un buen rato por la calzada semienterrada, atravesando campos de labor y serpenteando por debajo de la autopista hasta llegar al río Salado, donde toca descalzarse y refrescar los pies. En vez de tomar el pedregoso sendero, caminamos por el asfalto de la carretera paralela ascendiendo hasta Lorca, donde una enorme cerveza nos alivia del agobiante calor que tenemos hoy.

Por monótonos caminos que atraviesan campos de rastrojo avanzamos hacia Villatuerta. A la entrada del pueblo nos está esperando Jose con su moto, que ha salido a nuestro encuentro después de trabajar, y con quien nos tomamos unas cañas. Tras un rato de charla, atravesamos el casco urbano pasando frente a la iglesia de la Asunción, edificación tardorrománica del s.XIII con reformas y añadidos sustanciales en siglos posteriores. Llegamos a una zona de barbacoas donde hay una placa en memoria de una peregrina canadiense que murió en el 2002 atropellada en la carretera que vamos a cruzar nosotros, lo que hacemos con sumo cuidado y atención. Pasamos junto a una fábrica que está vertiendo agua sucia al río pero no hay nadie, ni en el interior ni en los alrededores, a quien recriminárselo así que, despotricando, arribamos a Estella, antigua Lizarra, llamada la “Toledo del Norte” y “Estella la Bella”, plagada de edificios emblemáticos como San Pedro de la Rua o el palacio de los Reyes de Navarra, aunque no tenemos casi tiempo para visitarla porque, después de instalarnos en el albergue parroquial, viene a buscarnos Jose con su coche y nos lleva a merendar- cenar a los jardines del monasterio de Iranzu, en las afueras de Estella. Allí conocemos a su simpática familia que han tenido la amabilidad de desplazarse a cenar con nosotros y con quienes pasamos una tarde muy agradable.

El monasterio de Iranzu es una soberbia edificación de entre los siglos XII y XIV de autor anónimo, reconstruido en 1942 y situado en término de Abárzuza, en las montañas de Yerri, a pocos kilómetros de Estella. En sus alrededores hay una zona de pic-nic con una fuente de agua helada donde enfriamos las cervezas, barbacoa y mesas de piedra que utilizamos para cenar.

Tras la estupenda velada y ya de regreso en el albergue, nos acostamos pronto que mañana hay un pesado tramo hasta Los Arcos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario