20090309

PAMPLONA-PUENTE LA REINA

Entrada al albergue de la Orden de Malta en Zizur Menor.

Iglesia fortificada frente al anterior albergue

Nueva Fuente Reniega en la subida al alto del Perdón.

Último tramo de subida al alto del Perdón.

En la cima

Mis pies después de subir y bajar el Perdón.

Llegada a Santa María de Eunate

Bóveda de ocho nervios

Detalle del interior.

Julián descansando en la arquería exterior

Vista exterior

Julián y Juan fotografiados por el hospitalero

Vista desde un cerro
Portada de la iglesia de Santiago el Mayor en Puente la Reina, de influencia morisca con esculturas muy desgastadas.




27 de agosto, miércoles: (Pamplona – Puente la Reina)


No madrugamos demasiado porque nos encontramos muy cómodos, pero a las 8,oo h. ya hemos desayunado en un bar por los alrededores del ayuntamiento y estamos callejeando Pamplona que hay que atravesar completamente. Pasamos el campus de la universidad de Navarra y enfilamos las últimas calles de la ciudad en dirección a Cizur Menor. Aquí Paco y yo nos rezagamos algo al pasar a visitar el entorno del albergue de la Orden de Malta y la iglesia con torre de defensa que hay enfrente. Fernando se ha ido delante porque quiere llegar pronto a Puente la Reina y volver en taxi, ya que ha de tomar un tren a mediodía en Pamplona para Madrid, Antonio le acompaña. Miguel, que tiene el tobillo bastante fastidiado, prefiere cuidarlo y se va en bus.

Caminamos a buen ritmo entre campos de cereal ya segado pasando cerca de los restos de Guendulaín. Tras una ascensión fácil de unos 2 km llegamos a Zariquiegui, donde nos tomamos un respiro refrescándonos en la fuente de agua fría que hay junto a la iglesia, antes de iniciar la subida al alto del Perdón. Ayer las ampollas ya hicieron amago de aparecer pero hoy se muestran en toda su crudeza y tengo los pies ardiendo.

Retomamos el camino que es suave durante 1 km, luego una tachuela corta pero dura agravada por la piedras y llegada a la nueva Fuente de Reniega. Cuenta la leyenda que aquí se apareció el diablo a un peregrino cansado y sediento ofreciéndole agua si renegaba de su fe, resistió éste la tentación y el Apostol Santiago le mostró una fuente donde saciar su sed. El resto de la subida no es difícil. En la cima un monumento al peregrino, una hilera de altos molinos de viento para generar energía eólica, así como unas vistas fantásticas de los Pirineos, también de Pamplona y su cuenca. Nos quedamos un poco para hacer unas fotos y disfrutar del paisaje antes de comenzar la bajada, que se hace complicada durante un par de kilómetros porque es bastante pronunciada, el piso, irregular y con muchísima piedra suelta, parece una torrentera. Al fondo se ve Montejurra y enseguida llegamos a Uterga donde ya están Paco y Antonio con quienes almorzamos. Fernando ya se ha vuelto para Pamplona a coger el tren.

Continuamos por carretera hasta Muruzabal y Julián y yo nos desviamos hacia Eunate que se encuentra a unos 3 km en el Camino Aragonés. Tres kilómetros eternos por el enorme calor que hace, pero vale la pena porque el lugar es evocador. Rodeada de campos de maíz y sólo acompañada por un edificio de piedra donde se ubica el albergue, se encuentra la original iglesia de Santa María de Eunate, románica del s.XII, con planta octogonal según diseño del Templo de Jerusalén, bóveda de ocho nervios, con arquería o claustro exterior, también octogonal, que da origen a su nombre (Eunate significa cien puertas en euskera), al parecer fue construida por los Templarios y está declarada Monumento Nacional.

Nos quedamos allí más de dos horas y después de una agradable charla con los hospitaleros, un matrimonio francés, retomamos la marcha, ahora por el Camino Aragonés, continuando por la carretera y saltándonos Obanos para abreviar kilómetros.
Tras hartarnos de moras de zarza, llegamos a Puente la Reina (Ponte Arga o Ponte Regina en el s.XI) alojándonos en el estupendo albergue privado del hotel Jakue, donde ya estaban el resto de la gente.

Me doy la mejor ducha del año en una cabina de hidromasaje, y tras reparar las ampollas de los pies que ya llevan un día fastidiando, nos vamos al pueblo a dar un paseo y tomar unas cañas, volviendo a cenar al hotel un magnífico menú del peregrino acompañado de un abundante y rico vino de la tierra. Allí conocemos a Jose (José Luis Navarro) un alicantino de Villena, amigo de Julián, con el que se ha recorrido Portugal en bici, que reside en Estella y se ha acercado a tomar una copa con nosotros.

Bajamos todos al albergue a ver el partido que gana el Atlético de Madrid al Schalke 04, por 4–0 precisamente, y allí compartimos una sana disputa con un grupo de chavales alemanes, animosos y simpáticos, con los que se estableció una agradable camaradería durante las siguientes jornadas. Como estamos en un albergue privado y en un salón cerrado, no molestamos y nadie nos dice nada, así que se nos hacen las tantas de la madrugada. Mañana veremos quién camina.

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